miércoles, 28 de septiembre de 2011

Piña... bendita piña


En los últimos años se ha incrementado el cultivo de piña en Costa Rica en aras de exportar esa fruta a los diferentes mercados del primer mundo. El resultado está a la vista. Zonas que antes eran áreas de bosque quedaron reducidas a extensas plantaciones donde solo se ven piñales y más piñales.

Según el Foro Emmaus, una organización que aglutina a numerosos grupos ecologistas de la zona norte del país, el cultivo piñero sin prácticas ambientales sostenibles erosiona los suelos y está contaminando ríos, riachuelos y mantos acuíferos.

Las exportaciones de piña en Costa Rica, según cifras oficiales, saltaron de 208 millones de dólares en el año 2003 a 485 millones de dólares en el 2007. En ese año existían 47 empresas dedicadas al cultivo y ahora operan al menos 144, entre nacionales y transnacionales fruteras extranjeras.

Estados Unidos consume el 46 por ciento de la piña costarricense, y Europa el 49 por ciento. Del mercado europeo, Holanda es el principal importador, con 61,0 por ciento, seguido de Bélgica, con 43,3 por ciento y Alemania, con 34,7 por ciento, Italia, 32,1 por ciento, Reino Unido (25,9 por ciento) y España (3,7 por ciento).

Ya son numerosas las disputas entre los productores y los habitantes de diversas comunidades que de una manera u otra se han visto afectados por las malas prácticas agrícolas. Mientras tanto, la "inocente" piña costarricense sigue endulzando el paladar de miles de consumidores europeos y estadounidenses. Eso me recuerda el viejo dicho: “Unos se comen la piña y a otros les duele la panza”.