Si... incredulidad, eso fue lo que sentí cuando, en la ceremonia de investidura, el presidente Barack Obama delineó una ambiciosa agenda para su segundo mandato y mencionó entre las prioridades el cambio climático.
"Seguiremos respondiendo a la amenaza del cambio climático sabiendo que, si no actuamos traicionaríamos a nuestros hijos y a las generaciones futuras", señalo. Además, reconoció que el camino en el Congreso para pasar legislación sobre el tema "será largo y a veces difícil", pero respondió a los escépticos. "Algunos todavía negarán el dictamen abrumador de la ciencia, pero ninguno puede evitar el impacto devastador de los incendios pavorosos, las sequías catastróficas y las tormentas mas potentes".
Recordemos que Estado Unidos es el segundo emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, detrás de China, de ahí la importancia de que Obama haya hecho de la industria ecológica su principal objetivo.
"Estados Unidos no puede resistir esta transición, debemos dirigirla", aseguró.
Los que estamos acostumbrados a que los Estados Unidos, entre otros, boicoten con su indiferencia las cumbres sobre el cambio climático, al rato no nos lo creemos, pero, en el fondo deseamos que sea el espaldarazo necesario para que los países desarrollados ocupen el lugar que deben en este esfuerzo mundial por rescatar al planeta tierra: nuestra casa.
