jueves, 9 de agosto de 2012

Ernesto

Ernesto, mi compañero de trabajo es una buena persona y un amigo excelente. Pero el Ernesto que se pasea en las aguas del Caribe es otra cosa.
Dichosamente sus efectos sobre el istmo centroamericano no han dejado los saldos catastróficos de otros eventos, y a eso es lo que quiero referirme. Si bien hay que destacar que la categoría de Ernesto, como huracán, no sobrepasó de uno, también se debe destacar los esfuerzos y organización de los organismos nacionales para evitar daños mayores en sus territorios. El trabajo de la guatemalteca CONRED y la hondureña COPECO ha codyuvado en beneficio de las poblaciones mas expuestas.
No debemos olvidar que Centroamérica es una de las regiones más vulnerables a fenómenos naturales y desastres, por lo cual es imperativo tomar acciones para reducir su impacto y fortalecer la capacidad de los países para brindar una respuesta adecuada en cada caso.
Los ejemplos citados me hace pensar que al fin estamos logrando desarrollar cierta capacidad de resiliencia por parte de los centroamericanos.



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