Finalizó Río + 20 y las contradicciones sobre su resultado no dejan de aflorar. Quisiera anunciar con bombos y platillos el logro de suscribir un importante acuerdo... pero no es así.
El éxito, para algunos, parece que se refiere en realidad a pírricos avances ya por muchos superados. Lo que si se palpó en Río fue la falta de voluntad y la indiferencia de los países ricos para coadyuvar en la lucha por salvar a nuestra casa: el planeta.
Mención a aparte para la delegación de Costa Rica que en medio de la mediocridad que rodeo esta cumbre, se sintió satisfecha por lo actuado en el tema medio ambiental, pese a su reconocido doble discurso. Eso me recuerda la frase aquella: "Mal de muchos, consuelo de tontos".
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